La 21.ª Filven Táchira se convirtió en una celebración de la palabra y la cultura, destacando la participación de escritores, editoriales, libreros, artesanos y cultores en el fomento de la historia local.
En la jornada de cierre se presentó el libro “Tatuco: Trabalenguas y retahílas”, de Balbino Loreto Zambrano, una obra que refleja la conexión del labriego campesino con su entorno. Enfatiza la herencia cultural andina, valorando la tradición frente a la influencia de elementos externos que amenazan la naturaleza y las costumbres locales. A través de cantos y descripciones vivas de personajes, la obra busca celebrar y preservar el folklore de los pueblos, invitando a la lucha por mantener vivas sus tradiciones.


Al cierre de este capítulo regional también se reconoció la labor de escritores y se rindió tributo a la trayectoria del homenajeado regional, Luis Hernández, cronista de San Cristóbal.

Isley Carrero, directora general del Gabinete del Estado Táchira, agradeció a las autoridades y al pueblo de la entidad andina que asistió al salón de lectura “Ateneo del Táchira”, para sumarse a las actividades de la feria. En especial, resaltó la importancia de estas iniciativas para fomentar la lectura y escritura entre los niños, niñas y jóvenes.
“Estamos orgullosos y felices de haber cerrado esta feria, y deseamos con ansias la próxima edición. Hay un trabajo grande por hacer en la promoción de la lectura y escritura”, afirmó Carrero, quien llamó a seguir respaldando los esfuerzos por el fomento de la cultura. Además, destacó el compromiso de los tachirenses por continuar promoviendo el amor por los libros con dedicación y humanidad.

Además de difundir la obra de escritores nacionales y locales, la feria estimuló la lectura entre los más pequeños con el pabellón infantil, que ofreció un mundo mágico con actividades como “Coloreando la Navidad”, pintacaritas y cuentacuentos.



El espacio dedicado a niños y niñas cerró con las actuaciones de mimos, brindando momentos únicos a los pequeños.
Obras para el disfrute de los tachirenses
En los tres días de la Filven Táchira, que se efectuó entre el 3 y el 5 de diciembre, se presentaron obras publicadas por editoriales públicas y privadas, como “La turpialita vuela en notas de un violín”, de Abrahan Colmenares; “Brote santo”, de Ernesto Román; “Efigies del bosque”, de Alejo Vivas; “Identidades espontáneas e inducidas” y “Educación intercultural bilingüe para los pueblos indígenas de Venezuela”, de Esteban Emilio Mosonyi.


Los lectores tachirenses también conocieron títulos como “Adioses”, de Aldemar Gamboa; “La prensa en el estado Táchira, 1844-1957”, de José Amable Escalante Labrador; “Pueblo in vitro: la ocupación del espacio en el nuevo territorio administrativo del Táchira, 1856-1889”, de José Antonio Pulido Zambrano; “Queniquea: un centro poblado del estado Táchira entre los siglos XVI y XIX”, de Ricardo León Castro Sánchez; “Sueños de cama”, de Niurka Valera; “Raíz de agua”, de Marcela Lunar; “Inteligencia artificial y estupidez natural”, de Jorge Millones.

Asimismo, fueron presentados los libros “Invierno de gracias” y “Palabra de hoja seca”, por Zócalo Editores; “Teatro del desencanto”, de Aníbal Grunn; “Tiempos”, de José Gregorio Cabello Patiño; “Milagro en la sala de espera”, de Marco Sierra; “La tentación de las perlas, tomo 1 y 2”, de Marc de Civrieux; “La presencia de Bolívar en Trujillo”, de Ubaldo García; “Complejos del ser humano”, de Armando Guerra, y “María Lionza. Divinidad sin fronteras”, de Daisi Barreto.
La 21.a Filven Táchira, que ofreció 32 actividades entre presentaciones de libros, exposiciones artísticas, conferencias y conversatorios, fue organizada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Centro Nacional del Libro (Cenal) y el Gabinete Estadal, en coordinación con la Gobernación del estado.


















