El libro “Pictografía Indígena de Venezuela” del historiador Saúl Padilla ha sido reconocido como una contribución esencial para la comprensión y valoración de las formas ancestrales de comunicación gráfica de los pueblos indígenas.
El libro cuenta con una edición de El perro y la rana que permite visibilizar y reivindicar registros culturales que han sido minimizados e invisibilizados por la cultura occidental; el libro contiene fotografías sobre los pictogramas. Fue presentado en la 20.ª Filven Monagas por el escritor e historiador Miguel Mendoza Barreto, jefe de la Oficina del Historiador de Maturín.

Padilla fue un artista que se sentía conectado con la naturaleza y tenía una profunda admiración por las culturas indígenas. Realizó múltiples expediciones a la Gran Sabana y a las islas del Caribe para investigar el arte rupestre de las comunidades nativas. Escribió libros sobre pictografías y petroglifos indígenas, y dejó un extenso legado en dibujo y pintura.
El libro se muestra como una propuesta de insurgencia contra la imposición cultural y colonial que ha predominado en la historia. “Al reivindicar la importancia de los símbolos y su interpretación, Padilla nos invita a reconsiderar la riqueza comunicacional de las civilizaciones indígenas, que poseen una conexión profunda con el cosmos y la naturaleza”, destacó el escritor Miguel Mendoza Barreto.
Agregó que el libro tiene tres aportaciones: la visibilidad cultural, riqueza simbólica y construcción colectiva de mensajes.
“La visibilidad cultural, el libro sistematiza y reúne narrativas y esencias comunicacionales desde la perspectiva de las culturas ancestrales, ofreciendo un enfoque de insurgencia contra la imposición cultural colonial”, afirmó el historiador.

Mendoza Barreto subrayó que la riqueza simbólica del libro destaca el valor de la simbología de los petroglifos y pictogramas, proponiendo que estos elementos son fundamentales para entender la comunicación profunda y sensible de los pueblos indígenas.
“La construcción colectiva del mensaje a diferencia de la escritura impuesta por el colonizador, la simbología ancestral invita a la participación activa en la construcción del significado, privilegiando lo estético, lo artístico y lo espiritual”.
Mendoza Barreto enfatizó la necesidad de masificar este tipo de trabajo, resaltando que la difusión del libro puede contribuir a un mayor reconocimiento de las aportaciones de los pueblos ancestrales y su visión del mundo.
Pictografía Indígena de Venezuela es más que un libro; es un homenaje a la riqueza cultural de los pueblos ancestrales y una invitación a todos a explorar y reconocer la profundidad de su comunicación simbólica. “Se invita a la comunidad a acceder y compartir esta obra esencial para fomentar un diálogo inclusivo y enriquecedor sobre nuestras raíces culturales”, concluyó Mendoza Barreto.
