Un sábado de contrastes y memoria viva en la Filven

La mañana resonó musical y tradicional el último sábado de la 21a Feria Internacional del Libro (Filven) 2025, con los cantos del grupo afro Cau cau cuar, que acompañaron en la tarima principal durante la presentación de Mis papeles errantes. El país profundo de Barlovento, de Benito Yrady. Mientras se destacaban las 47 voces populares que tejen esta crónica, dentro de la GAN, en la Sala Egipto, los académicos Nicanor Cifuentes y Lilia Márquez desmontaban el mito de la sostenibilidad capitalista en el conversatorio “Cartografiando lo infausto del racismo ecocida”, en un contraste que revelaba dos mundos, uno que rescata raíces y otro que denuncia saqueos coloniales.

El mediodía destacó la esencia de la feria en sus múltiples presentaciones. En la Sala Mosonyi, Carolina Veracierta convirtió el dolor en literatura con su obra 313, una novela donde convierte el dolor en la “belleza de lo roto”, acompañada por Gonzalo Fragui y Salvador Matheus. Simultáneamente, la Sala Egipto albergaba el lanzamiento de El neofascismo: fase superior del capitalismo del siglo XXI, con Abel Prieto y Pedro Calzadilla, quienes alertaron sobre la mercantilización del odio en redes como una estrategia de la derecha imperial.

La tarde avanzó entre el homenaje vivo, la memoria ancestral y el llamado a la acción política. Eduardo Liendo, gran figura de la literatura venezolana, quien falleció recientemente, recibió un sentido tributo en la Sala Civreaux con anécdotas de Julián Márquez y Alfredo Tamayo, mientras José Sant Roz rescataba la obra etnográfica de Marc de Civrieux sobre los caribes guayaneses. Mientras tanto, el embajador iraní Alí Chegini tuvo una especial presentación en la sala Juan Calzadilla, donde reivindicó en “Palestina, la resistencia continúa” la lucha contra el genocidio y por la humanidad, al presentar el libro del líder supremo de la Revolución Islámica, imán Alí Jamenei, que aborda desde lo espiritual la causa de los pueblos árabe y persa contra sus agresores.

En el Pabellón Egipto, la diplomacia cultural brilló para sus curiosos visitantes. Greis Greige, de la delegación diplomática, compartía su asombro: “La gente compra libros en árabe solo por amor a nuestra cultura, para tener un pedacito de Egipto”. Las personas disfrutaron este espacio entre artesanías egipcias y la diversidad de literatura y cuentos, como el de la autora Iliana Gómez, que relata la aventura de Alejandra, una niña venezolana que viaja por Alejandría, Aswan y Luxor descubriendo cómo se hizo el papiro, entre metáforas que abrazan ambas culturas.

La tarde culminó con una noticia histórica: el autor argentino Vicente Battista ganó el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos por El simulacro de los espejos, novela de inspiración kafkiana que refleja la opresión contemporánea. La novela de Battista resultó ganadora entre 474 obras provenientes de 32 países y recibidas por la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos (Celarg).

Ya entrada la noche la Filven cerró como empezó, con Barlovento en la piel y Egipto en el alma. Entre exposiciones de arte y estanterías repletas, quedó flotando la certeza de que sus libros, armas contra el fascismo, puentes entre culturas, consuelo en momentos difíciles, seguirán vivos, pues la Filven ya llega a su final, pero sus páginas seguirán vivas en las manos del pueblo.

FILVEN/BC/REP