En encuentros culturales como la 20ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2024, se tiene que dar un espacio de tiempo muy corto a cada vocero y participante para que se pueda cumplir cabalmente el derecho de palabra que todos merecen. Para eso hay que estar claro, saber qué se va a decir para elaborar un discurso conciso y contundente. Esa fue la demostración que dieron los profesores Graciela Tovar, José Poyo y Francisco Gonzales, quienes llenaron la sala Delta Amacuro para reafirmar por qué el Esequibo es Nuestro.
El conversatorio “Caminos hacia el Esequibo: Presencia de Pueblos Indígenas en el estado de la Guayana Esequiba y Vigencia del Acuerdo de Ginebra”, ofrecido por estos miembros del Centro de Estudios de los Pueblos Indígenas de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), fue un claro ejemplo de precisión para recordar “las luchas libradas y las crisis superadas” en este tema, además de mostrar los desafíos que quedan para consolidar y asegurar nuestra soberanía.
Los especialistas instaron a no dejar en el papel el logro que significa el referéndum consultivo del 3 de diciembre de 2023. “Debemos atender el estado de la Guayana Esequiba, debemos conocerlo y conocer a su gente, que en su mayoría pertenece a los pueblos originarios que habitan ese territorio”, insistieron estos académicos, comprometidos con esa causa que todavía nos convoca.
Francisco Gonzales, desde la visión jurídica, expuso la situación actual de la controversia con Guyana en el plano internacional, además de hacer un repaso histórico para reconocer por qué esos 159.500 Km2, con suelos de alta envergadura agrícola, le pertenecen a Venezuela desde antes que nuestro Libertador elevara nuestros estatus de capitanía general a república.
“Como en un pasado se decía que todos los caminos conducen a Roma, ahora podemos decir que todos los caminos conducen a nuestro Esequibo”, aseguró Gonzales, mientras relataba la gesta histórica para defender este territorio de las ambiciones de potencias extranjeras y empresas trasnacionales, cuyo único interés es adueñarse de los recursos, de esta región. No olvidemos sus nombres: Reino Unido, Estados Unidos y actualmente, ExxonMobil.
El Laudo Arbitral de París fue una estrategia del poder colonialista e imperial que todavía hoy pretende apoderarse, por cualquier medio, de lo que no le pertenece. Se consumó el 3 de octubre de 1899 con una sentencia emitida por un tribunal arbitral reunido en la capital francesa, creado dos años antes según lo establecido en el Tratado Arbitral de Washington D.C. del 2 de febrero de 1897. Una vez más, como diría Cipriano Castro, “la planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de nuestra patria”.
El dictamen favoreció a Reino Unido, al adjudicarle el territorio denominado por Venezuela como Guayana Esequiba, ubicado al oeste del río Esequibo, porque no hubo representación por parte de nuestro país. El tribunal había sido comprado. Pero su mayor insolencia es que hasta el día de hoy, su máxima aspiración es abarcar hasta las bocas del río Orinoco y controlar el territorio para sus fines extractivos, sin respeto al medio ambiente ni a la forma de vida que allí tienen desde hace miles de años.
Para esto también sirve la Filven, para debatir los problemas que nos atraviesan, que atraviesan a la humanidad; como la causa palestina o nuestro golpeado hermano de Haití. La expresión “Divide y vencerás” es la estrategia de poderes imperiales, mediante el fomento de conflictos entre Guyana y Venezuela, para apoderarse de lo que no les pertenece. Nuestra estrategia, en cambio, está escrita en el mismo Derecho Romano: “Uti possidetis iuris”, lo que posees por hecho lo posees por derecho, el Esequibo siempre ha sido nuestro.
FIN/FILVEN/JCT/REP