Este miércoles 15 se instaló en la Filven 2023 un encuentro de libreros.
En esta primera reunión participaron representantes de Colombia, país invitado de honor; Cuba y Venezuela.
Rosa Fernández, gerente del Fondo Editorial Fundarte, por Venezuela; Marco Sosa, de la librería y editorial La Valija de Fuego; Josué Cabrera, de la Librería Nada, y David Herrera, de la librería Café Boscán, todos ellos de Colombia, y José Alberto Negrín, gerente de la Agencia Exportadores Artex de Cuba, estuvieron intercambiando ideas.
La jornada inició con un debate en torno al rol del librero con la formulación de la pregunta ¿es mediador cultural o vendedor de productos?
En las respuestas de los participantes hubo coincidencias en cuanto a la afirmación de que ambos roles coexisten en el oficio del librero.
Concordaron en que las librerías son trincheras de la cultura donde se generan contenidos, lazos de lectura y afectividad; también son espacios subversivos, puntos de fuga donde se alcanzan nuevos ideales y valores.
Pero la otra cara de la moneda es que también son espacios para la venta de productos, espacios que administrativamente deben conseguir un saldo positivo que les dé sustentabilidad.
“El intercambio monetario nos sostiene económicamente y es lo que nos permite realizar distintas actividades culturales gratuitas”, explica Marco Sosa, de la librería y editorial colombiana La Valija de Fuego. Explica que en su librería han salido “de la zona de confort”, lo que se traduce en el apoyo a centros culturales, bandas de rock, deportistas, y otras actividades de distinta índole.
Por su parte, David Herrera, representante de la librería Café Boscán, ubicada en Sincelejo, Colombia, explica que el ideal es vender, pero el deseo va mucho más allá, pues trasciende al anhelo de transformar de forma silenciosa la ciudad en una comunidad más amable, “más tolerante, en el que los jóvenes tengan la opción de comprar un libro, adentrarse en la lectura, tanto como de ir a tomarse una cerveza en algún local en el que va a entretenerse”.
En ese sentido, coincidió con otros libreros de su país en que como promotores culturales ofrecen recitales, presentaciones de libros y otra movida cultural para atraer a los lectores ya frecuentes o captar nuevos.
En ese contexto, Josué Cabrera, de la Librería Nada de Colombia, explicó que también son espacios de gran interacción y participación. “Nada (la librería) es un espacio donde quedan muchas cosas, la gente siempre llega, es una parada para quienes vienen a Bogotá”, apuntó.
Otro aspecto clave de este encuentro lo expuso José Alberto Negrín, gerente de la Agencia Exportadores Artex de Cuba, al afirmar que dependiendo del conocimiento que se tenga del libro el librero se convertirá en promotor cultural.
“Debo estar preparado, debo leerme todos los libros que tengo en el catálogo, pero también debo establecer la interacción con el autor, el libro no solo se vende por lo que está escrito en él sino también por su autor, hay que conocer, hay que formarse”, enfatizó Negrín.
Rosa Fernández, gerente del Fondo Editorial Fundarte, ofreció otra visión al conversatorio al colocar al Estado venezolano como promotor cultural a través de las distintas políticas públicas en esta materia, como la creación de la red de Librerías del Sur y de imprentas de libros para atender las distintas misiones educativas como Robinson, Ribas y Sucre, además de la expansión de la editorial Monte Ávila y la creación de El Perro y La Rana, que forman parte de la plataforma del libro y la lectura del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, entre otras.
Este espacio fue parte de la programación de la 19.a Filven, que abre hasta el lunes 20 de noviembre, en El Laguito del Círculo Militar de Caracas.
FIN/FILVEN/MEG/MP